martes, 26 de mayo de 2015

Malditos insensatos (e insensatas)


El domingo 24 por la noche, en Valencia, la fría aritmética apuntaba a la solución obvia: Compromís en el ayuntamiento a cambio de PSOE en la Generalitat. Eso dictaba la sensatez, si los partidos no se dejaban llevar por la ambición y el personalismo. O, digámoslo sin eufemismos, por la gilipollez. El lunes, los contactos parecían ir en esa dirección, con un acuerdo entre Joan Ribó y Ximo Puig. Pero el martes las aguas políticas han vuelto a su cauce habitual: la imbecilidad. Mónica Oltra dice que no renuncia a la presidencia, y lo hace con el argumento de que "la izquierda del PSOE" tiene más votos que el PSOE. Analicemos...
            En el pasado el PSOE, embebido de la soberbia que otorga el predominio dentro del izquierdismo, hacía sus cálculos sin preguntar, asumiendo como propios los diputados o concejales situados a su izquierda, exigiendo un cheque en blanco para evitar la llegada del ogro azul. Al minuto de conocerse los resultados, los socialistas se autoasignaban alcaldías y diputaciones sumando con los dedos: "ocho míos y tres del PC son once". Ahora, Oltra se descuelga con la misma lógica, contando como propios los votos de Podemos y justificándose en el concepto de "a la izquierda de".
             Recuerdo la UPV de mi juventud, un grupo que, por la escasa cuantía del nacionalismo valenciano, englobaba a gentes que podrían haber estado tanto en CiU como en ERC, tal vez un poco escorados a izquierda o derecha en función del municipio, pero siempre gentes sensatas y apacibles. También recuerdo sentirme traicionado cuando otorgaron alcaldías clave al PP, no todo van a ser buenos recuerdos... En cualquier caso, aquella UPV (después Bloc, ahora Compromís) parecía encarnarse en Ribó más que Mónica, pero los medios de comunicación se han encargado de invertir la personificación: el "efecto Oltra", como ya se lo llama, es el causante del ascenso de la formación. No seré yo quien niegue los aciertos y las virtudes de la candidata durante la pasada legistatura, pero sí condeno su postura actual. No sé si realmente aspira a la Generalitat o si, simplemente, quiere arañar más cuota (vicepresidencias potenciadas, presidencia de Corts, consejerías clave), pero el tiro puede salirnos por la culata.
            La dispersión del voto tiene lo que tiene, y los pactos forman parte de nuestro sistema. Esas son las reglas del juego. Pero más allá de los cálculos de media, moda, mediana y desviación típica, más allá de los gráficos y las estadísticas, la opción de dos tercios de los españoles ha sido clara: queremos cambiar de gobierno. Esa es la misión que tienen ahora los partidos en buena parte del país y, en mi caso concreto, es la misión que les he encargado en Valencia.

            Así es que espero que no la caguen.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Ganador del VI concurso de relato corto L'Iber

Bueno... Este premio, recibido el día 16 de mayo en el Museo L'Iber (un segundo hogar para casi todos los escritores valencianos) es la colleja que necesitaba para volver a escribir.
Gracias a todos los que me habéis animado, a los que me habéis felicitado, a los que me habéis reñido por mi pereza.
Gracias a los amigos que escriben y me recuerdan que yo debería estar haciendo lo mismo.
Gracias, de todo corazón.