Ha participado con sus relatos en numerosos libros colectivos: «700» en El cuento de otoño y otros relatos (Ed. Evohé, 2011); «Adoro mi trabajo» en PervertiDos (Ed. Traspiés, 2012); «El penseque y el arroz» en Relatos a fuego lento (Generación Bibliocafé, 2012); «Nómada» en El monje y la pulga y otros relatos (Ed. Evohé, 2013); «La cautiva» en Sesión continua (Generación Bibliocafé, 2013); «Baltasar y las Wistar» en Animales en su tinta (Generación Bibliocafé, 2013); «Las vidas del papiro» en Último encuentro en Bibliocafé (Generación Bibliocafé, 2014); «Niké» en Por amor al arte (Generación Bibliocafé, 2014); «El retorno» en Relatos sin fronteras (Generación Bibliocafé, 2015); «De todos los bares del mundo» en Sangre y Niebla (Ed. Evohé, 2016); «Migración», «Un poema y un error» y «Dulces soldaditos» en Relatos en miniatura (Fundación Museo L'Iber, 2016); «Voces de Ítaca» en ¿Cuánto pesa un libro? (Generación Bibliocafé, 2017); «Último mensaje» en De amor y guerra (Ediciones Babylon, 2018); «Total, qué puede pasar» en 101 Crímenes De Valencia (Editorial Vinatea, 2019); «Todos los años» en Juegos y Juguetes (Generación Bibliocafé, 2019); «Inventos útiles» en 2070. Relatos líquidos (Generación Bibliocafé, 2020).
Perfil
Biografía.
Josep Asensi (Benetússer, 1967).
Médico de profesión, colaborador habitual de la Fundación Libertas 7 en el
Museo L'Iber y escritor a ratos libres.
Licenciado en Medicina en Valencia en 1991, Máster en Mastología en 1997,
Especialista en Cirugía en 1997, Doctor («cum laude») en 1998, Especialista en
Radiodiagnóstico en 2012.
Tuvo a bien nacer el mismo año que
el BigMac, lo cual no deja de ser una extraña paradoja dados sus gustos
alimentarios. Ese mismo año murió El Ché, pero él aún no lo sabe y a mí me da
pena decírselo. Desde pequeño quiso ser escritor, cirujano y Presidente de la República, y el primero en ganar
simultáneamente los premios Nobel de Literatura, Medicina y Paz, pero por algún
inexplicable capricho del destino no logró tan altos objetivos.
Fue el niño miope y debilucho al que
pegaban en el colegio. Desastroso en los deportes, se refugió en la lectura y
así le ha ido: gastó sus pagas en libros y escribió tonterías para sus
compañeros de colegio, instituto y facultad. Tras ganar esos premios que gana
todo el mundo (y que sólo algunos se atreven a citar como si tuviera algún
mérito), decidió que era mejor probar suerte como galeno. Así fue como dejó sus
novelas durmiendo en un cajón y trocó la Olivetti por el bisturí.
Tras algunos años ejerciendo su oficio
en la sanidad pública, una lesión de la mano derecha lo alejó de los
quirófanos. Con un «cese por incapacidad permanente» se refugió en sus otras
dos grandes pasiones: la Historia y la narrativa, a las que no había podido
dedicar tanto tiempo como le hubiera gustado. Así volvió a coger la pluma (o el
boli azul, que para el caso es lo mismo). Como la Olivetti ya no estaba
operativa, cedió a la tentación de la informática para pasar a limpio.
Como muestra de sus rarezas, se
empeña en escribir a mano.
Actualmente ha vuelto al ejercicio
de la medicina en otra especialidad, la Radiología. Ha publicado aburrida
literatura científica y no tiene carnet de ningún partido. O sea, que los Nobel
tendrán que esperar.
Por ahora intenta compatibilizar la
escritura, la medicina, las tareas del hogar, la sabihondez repelente y la
degustación de buena comida, con aceptables resultados.
Layos.
De pequeño le dieron a leer unos
librillos sobre mitología para que viera lo ridículos que eran los falsos
dioses del paganismo; lograron todo lo contrario. Enamorado de la mitología,
devoró cuanto cayó en sus manos. Lector obsesivo, conoció a Homero y ya no lo
abandonó. Aficcionado a la Historia, se empapó con todo lo que estuvo a su
alcance. Con el tiempo descubrió que había un lugar común en el que confluían
la mitología, la épica y la Historia: la Edad del Bronce.
Apasionado con los héroes de antaño,
y con mucho tiempo libre, se decidió a recrear la Grecia del segundo milenio
antes de nuestra Era. De la mano de Ediciones Evohé, en 2009 vió la luz Layos,
una novela ambientada en la ciudad de Tebas mil años antes del nacimiento de
Pericles, en el siglo XIV a.c., en la época que se ha dado en llamar «civilización micénica», cuando los escudos eran de piel de buey y los yelmos
se fabricaban con colmillos de jabalí.
Esta novela ejecuta una ambientación
micénica e hila el mito dentro de
la historia; recupera y dignifica la figura de Layos,
sirviendo su historia de amor con el adolescente Crisipos como telón de fondo
para mostrarnos toda la sociedad aquea de la Edad del Bronce. Ha evitado el
error más frecuente: confundir la Grecia del Bronce con la Grecia Clásica
(separadas mil años entre sí). Años de investigación han servido para no dejar
nada al azar: navegación, tácticas militares, gastronomía, vida cotidiana, se
narran sin excesos pero sin errores.
Otros
relatos.
Tras la publicación de Layos estuvo
un par de años sin escribir, pero luego se puso de nuevo las pilas y han ido
saliendo de su pluma (o sea, de su bolígrafo azul) varios relatos.
Está pendiente de publicación su relato «La otra mejilla» (por la Fundación Museo L'Iber).
Actualmente trabaja en otra novela,
que espera terminar algún día, antes del fin del mundo.
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Podrà ser veritat? Ets el meu alumne que venia a les dances i al teatre en Benetússer?
ResponderEliminarSi no és així, disculpa'm
marisa lacuesta
Sí! Sóc jo! Moltes gràcies per tot!
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