La Editorial Traspiés va a publicar un nuevo libro, PervertiDos, una recopilación de microrrelatos eróticos. En él figura un cuento mío, que reproduzco al finalizar este texto. Tenéis un avance del libro AQUÍ
Previamente, la editorial ya había publicado un primer volumen, Perversiones, con cuentos procedentes de su blog Parafilias Ilustradas. Tenéis algunas páginas del libro AQUÍ
Y ahora, el cuento en cuestión.

La escalera de rieles se desliza frente a venerables estanterías de añeja y valiosa madera. Madera de verdad, maciza, firme, con tacto auténtico. Un fino barniz homogeniza su color sin ocultar sus vetas, sus nudos, las pruebas de que una vez fue un ser vivo, y apenas sella sus poros para conservarla.
Mis zapatos planos suben el primer escalón. Nada de tacones ni de faldas: me encantan, pero me incomodarían para acercarme a mis adorados libros. Sigo subiendo hasta alcanzar un grueso volumen encuadernado en cuero marrón jaspeado. Acaricio las gruesas nervaduras en el lomo. Bajar con él en una sola mano es un engorro, pero el esfuerzo vale la pena.
Lo abro sobre la mesa de lectura. Un pececillo de plata escapa a toda velocidad. Mis dedos se deslizan por una hoja elegida al azar. La rugosidad del amarillento papel me produce un cosquilleo irresistible. Siento latir mi sexo. Mi nariz aspira con fuerza el aroma de la celulosa, de la tinta, del cuero de las cubiertas, de la goma arábiga, de la cera que lubrica el cordel que cose los pliegos. Cada centímetro que mis manos recorren lo siento entre mis piernas, acariciando mi intimidad. Aprieto los muslos, cierro los ojos y ahogo un gemido.
Estoy mucho más calmada. Ahora ya puedo leer el contenido.