domingo, 25 de mayo de 2014

El fascismo de Panrico (o Esopo tenía razón).

Una fábula de Esopo cuenta que los lobos enviaron una embajada a los corderos. Los delegados argumentaron que la única razón de la guerra entre ambas especies era la actitud de los perros guardianes.
-Entregadnos los perros. Ellos son nuestros únicos enemigos. Si lo hacéis, los lobos no os volveremos a molestar jamás.
Los corderos, ilusos, los creyeron y traicionaron a sus guardianes. Entonces, los lobos atacaron el rebaño y se dieron el mayor festín de sus vidas.
Moraleja: no traiciones a quienes cuidan lealmente de ti.

Esopo tenía razón. Siempre la tuvo. La sigue teniendo.
Aunque algunos, me temo, no han leído suficientes fábulas. O no leen en absoluto. O piensan que los demás no leemos.

Esto viene a cuento de la noticia leía hoy en "El País", que pone los pelos de punta.
Este jueves, sin embargo, la dirección de Panrico hizo una oferta inesperada: reducir un 40% los despidos previstos este año en la planta barcelonesa de Santa Perpetua (de 133 a 80, es decir, 53 menos) pero a cambio de echar a todo el comité de empresa y decidir individualmente los despidos restantes comenzando por quienes se han significado durante los siete meses de huelga. (...) Además, advierte de que si se mantiene el paro, reclamará por “huelga abusiva”.

Tenéis la noticia completa AQUÍ.
En otras palabras: entregadnos los guardianes. Os prometemos que luego nos portaremos bien con vosotros, corderitos amorosos e inocentes. Porque claro, son los sindicalistas los que quieren vuestro mal (esos vagos y corruptos sindicalistas), cuando todo el mundo sabe que los grandes empresarios y agencias de inversión solo buscamos crear empleo y generar prosperidad.
Y el remate de la "huelga abusiva"…
No sé que da más miedo, si el burdo ataque contra los derechos de representación sindical, la manipulación licantrópica de los que consideran unos borregos, o la conculcación del derecho básico de huelga. A poco que nos descuidemos, tenemos otra vez al ejército ametrallándonos o cargando a caballo contra nosotros.
Y esto irá a más, os lo advierto. Volvemos al siglo XIX de cabeza.