martes, 18 de marzo de 2014

Sobre Crimea y su referéndum

Empezaré diciendo que no soy partidario de Yanukovich, antes de que algún simplista llegue a esa rápida conclusión cuando lea las siguientes líneas. El presidente ucraniano abusó del poder y saqueó las cuentas públicas de un modo inmisericorde, y su expulsión era algo necesario. Necesario, pero ilegal.
           Esto viene a cuento de las declaraciones de ilegalidad que por doquier se han vertido sobre el referéndum en Crimea. Que si es ilegal, que si no lo prevé la constitución ucraniana... Vayamos por partes.

1) Resulta chocante hablar de “ilegalidad” y de “inconstitucionalidad”, cuando lo hacen los mismos que han reconocido un gobierno salido de una sublevación. Yanukovich, nos guste o no, era el presidente electo de Ucrania, y su destitución fue un acto ilegal e inconstitucional. No podemos ondear la bandera de la legalidad cuando nos conviene y mirar para otro lado cuando nos interesa. La rebelión fue la voluntad del pueblo, en efecto, y la secesión crimea también lo es. Y no olvidemos que el poder emana del pueblo.
2) Qué hipócrita resulta que las potencias que respaldaron la secesión de Kosovo condenen ahora la de Crimea. Tal vez es que los serbios eran rojos y malos y los ucranianos son aliados y buenos. Si es así, que se limiten a decir “Ucrania es nuestra aliada y la apoyamos”, y que se dejen de verborrea pseudolegalista. Aquí debo hacer una salvedad: el gobierno español fue de los pocos que en su día se negó a reconocer la independencia kosovar.
3) Qué curioso es que ahora impongamos sanciones a Rusia por una secesión incruenta, cuando en su momento abandonamos a Georgia y nos limitamos a mirar pasar los tanques rusos sin mover un dedo. Y el gobierno español, esta vez, se suma a la fiesta. A lo mejor es porque Rusia no mandará nunca tropas a Cataluña, y el fantasma de un referéndum exitoso da más miedo que el ejército ruso.
4) Recordemos que la población de Crimea es rusa y tártara: lo que no hay es ucranianos (o muy pocos, vamos). Y recordemos que tradicionalmente ha sido parte de Rusia. Su transferencia a Ucrania en 1954 fue una mera formalidad entre los que entonces eran dos miembros de un único estado: la URRS. Además, dicha transferencia fue anulada en 1992 por el Soviet Supremo. Retener Crimea por parte de Ucrania fue un acto ilegal del que parece que ya no guardamos memoria. Como lo fue el hecho de que Ucrania anulase la constitución crimea, o que en 1995 el presidente ucraniano Leonid Kuchma asumiera el control directo del gobierno de la república autónoma. La reunificación de Crimea con Rusia no es por tanto una ilegalidad, sino una restauración de una legalidad previamente vulnerada.

Así es que dejemos de decir tonterías y hagamos ya lo que sabemos que acabaremos haciendo.

            Pactemos con Rusia y acabemos con esta pantomima.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Cerrado por fallas.

Mi tarjeta de transporte móbilis ha dejado de funcionar. Así, por las buenas, sin previo aviso. Se ha despedido a la francesa, sin un par de besos ni nada, sin una nota de adiós, y se ha llevado consigo siete días de zonas A y B pagadas con antelación. Los puntos de atención al cliente de Metrovalencia no pueden hacer nada: solo la Agencia Valenciana de Movilidad, sita en la estación de Colón, puede regenerar la tarjeta. Y ahora viene la sorpresa: como son fallas (¡estamos a día 12!) solo abren de 9:15’ a 13:30’. En pleno horario laboral, vamos. ¡Ah! Y cierran los días 18 y 19. ¿La solución? Que durante estos días pague religiosamente los billetes que ya he pagado o que alguien vaya por mí, porque claro, es obligatorio tener a alguien que pueda hacer los recados en horario laboral.
            Mucho me temo que esta no será la única entidad con horario especial fallero. Mariano José de Larra decía que “en agosto cierra España”. Bueno, pues en marzo cierra Valencia, desde el día 1 al 19. Cierran oficinas, o abren en horario homeopático; cierran puntos de atención al cliente; cierran ventanillas de expedición de diversos certificados; cierran calles por motivos diversos, como concursos de tortilla de patatas (con o sin cebolla), exaltaciones o recitales de poesía tópica; cierran la conciencia y los ojos de los ayuntamientos, con la descarada connivencia de las autoridades ante la barbarie, el ruido infernal, la vulneración de los horarios en casales y barracones, la imposibilidad del descanso nocturno en muchas viviendas. Por lo visto, solo deben abrir esos chiringuitos que te venden masa de buñuelo fría y semicruda a precio de rosbif.
            Hace años circuló por las redes la petición de que toda la semana fallera fuese festiva, con lo que ello hubiera supuesto para esos valencianos que (¡herejes!) quizá prefieran disfrutar de sus días libres en cualquier otra época, o simplemente no quieran ver desaparecida la normalidad laboral durante un período prolongado. La iniciativa no prosperó, pero la inercia del petardo y la peineta ya ha herido de muerte el normal funcionamiento de esta ciudad.

            Cerrado por fallas. Búscate la vida.