El domingo 24 por la
noche, en Valencia, la fría aritmética apuntaba a la solución obvia: Compromís
en el ayuntamiento a cambio de PSOE en la Generalitat. Eso dictaba la sensatez,
si los partidos no se dejaban llevar por la ambición y el personalismo. O,
digámoslo sin eufemismos, por la gilipollez. El lunes, los contactos parecían
ir en esa dirección, con un acuerdo entre Joan Ribó y Ximo Puig. Pero el martes
las aguas políticas han vuelto a su cauce habitual: la imbecilidad. Mónica
Oltra dice que no renuncia a la presidencia, y lo hace con el argumento de que
"la izquierda del PSOE" tiene más votos que el PSOE. Analicemos...
En el pasado el PSOE, embebido de la soberbia que otorga
el predominio dentro del izquierdismo, hacía sus cálculos sin preguntar,
asumiendo como propios los diputados o concejales situados a su izquierda,
exigiendo un cheque en blanco para evitar la llegada del ogro azul. Al minuto
de conocerse los resultados, los socialistas se autoasignaban alcaldías y
diputaciones sumando con los dedos: "ocho míos y tres del PC son
once". Ahora, Oltra se descuelga con la misma lógica, contando como
propios los votos de Podemos y justificándose en el concepto de "a la
izquierda de".
Recuerdo la UPV de mi juventud, un grupo que, por la
escasa cuantía del nacionalismo valenciano, englobaba a gentes que podrían
haber estado tanto en CiU como en ERC, tal vez un poco escorados a izquierda o
derecha en función del municipio, pero siempre gentes sensatas y apacibles.
También recuerdo sentirme traicionado cuando otorgaron alcaldías clave al PP,
no todo van a ser buenos recuerdos... En cualquier caso, aquella UPV (después
Bloc, ahora Compromís) parecía encarnarse en Ribó más que Mónica, pero los
medios de comunicación se han encargado de invertir la personificación: el "efecto
Oltra", como ya se lo llama, es el causante del ascenso de la formación.
No seré yo quien niegue los aciertos y las virtudes de la candidata durante la
pasada legistatura, pero sí condeno su postura actual. No sé si realmente
aspira a la Generalitat o si, simplemente, quiere arañar más cuota
(vicepresidencias potenciadas, presidencia de Corts, consejerías clave), pero
el tiro puede salirnos por la culata.
La dispersión del voto tiene lo que tiene, y los pactos
forman parte de nuestro sistema. Esas son las reglas del juego. Pero más allá
de los cálculos de media, moda, mediana y desviación típica, más allá de los
gráficos y las estadísticas, la opción de dos tercios de los españoles ha sido
clara: queremos cambiar de gobierno. Esa es la misión que tienen ahora los
partidos en buena parte del país y, en mi caso concreto, es la misión que les
he encargado en Valencia.
Así es que espero que no la caguen.
Muy bueno Josep, yo te envié el mio que iba en el mismo sentido . En el Pais Valenciano vamos a asistir a un espectáculo que no es ,lo que necesitamos. Dime que te parece el mio.
ResponderEliminarComparto plenamente tu artículo, que ya he leído (y recomiendo). Y, aunque votantes divergentes, convergemos en muchas cosas.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDecía que la actitud de Mónica Oltra puede parecer incomprensible a quien no mire objetivamente cuál ha sido su trayectoria y su manera de hacer política en estos últimos años. Convertirse en el ombligo del mundo ha sido una constante suya, y de esto podrían dar cumplida cuenta muchas personas que han intentado pactos con ella. Esperemos, no obstante, que recapacite y piense en lo que necesitamos el conjunto de los valencianos.
ResponderEliminar¡Cuánta razón tienes! De hecho, ese es el sentido de la última entrada en tu blog (que también recomiendo).
EliminarY sigue...
ResponderEliminarhttp://www.levante-emv.com/elecciones/autonomicas/2015/05/27/ciudadanos-apoyaria-puig-presidente-oltra/1270148.html
Grande Josep, como siempre
ResponderEliminarrafael Lillo