lunes, 14 de diciembre de 2015

Rajoy ganará las elecciones.

Sí, habéis leído bien. Afirmo que Rajoy ganará las elecciones y, como de costumbre, me gustaría equivocarme. Ganará con mayor margen del que le dan las encuestas y lo hará por varios motivos, que trataré de desarrollar lo mejor que sepa.

Factor 1: La oposición. Reflexiones sobre el 7D.
Son muchos los artículos, las tertulias, los análisis, sobre quién ganó el famoso debate a cuatro bandas del siete de diciembre. En mi opinión, lo ganó Rajoy. Veamos...
            El PP va primero en las encuestas. La estrategia más elemental nos enseña que los aspirantes deberían haberse centrado en cargar contra quien tiene la posición predominante. Y algo cargaron, sí, pero no lo suficiente. En vez de descabalgar al (ausente) cabeza de pelotón, los tres varones dedicaron más tiempo a atacarse entre sí, intentando arañar un voto o remover un indeciso. Eso solo tiene una lectura posible: han renunciado a la victoria, y pelean por el segundo puesto. Los tres (PSOE, C's y Podemos) han olvidado que el verdadero enemigo es la abstención, que el PP gana cuando los votantes se quedan en casa y que pierde cuando las urnas se llenan. Encabezonados en robarse recíprocamente algún votante, descuidan la oposición al Gobierno y la movilización del electorado. Y esto lleva al segundo punto.

Factor 2: La abstención y Papá Noël.
El desencanto, en España, tiene la puñetera manía de traducirse en abstención. El Gobierno lo sabe. ¿A nadie le sorprende que las elecciones sean justo el último domingo antes de Navidad? La fecha no ha sido elegida al azar. Rajoy puede ser detestable, pero no tonto. La urgencia por adquirir la corbata, el juguete o el perfume obrará el milagro del olvido. Gracias a las luces, los villancicos, la paga extra y el consumismo navideño, el día 20 tendremos un espectáculo de contrastes: urnas vacías y comercios llenos.

Factor 3: La mentira programática.
Desgraciadamente, los políticos mienten. Tanto, que decirlo es una perogrullada. Pero hasta ahora, nadie lo había hecho con tanta desfachatez y tanto éxito de público. Una mentira repetida se convierte en una verdad, y de eso se encargan Pablo Casado y Soraya Sáez de Santamaría, repitiendo una y otra vez sus mantras.
            Un ejemplo, el más oído: la creación de empleo. Que si han creado un millón de nuevos empleos (¡nada menos!), que si crean 1500 empleos al día... Cuando en realidad (véase la tabla con datos oficiales) hay 100 000 trabajadores menos. Las cifras del desempleo han bajado (y no precisamente, ni mucho menos, en un millón) porque los parados se han largado del país, se han jubilado o se han muerto, no porque hayan encontrado trabajo. Pero el felón de Casado dice la frasecita de que "España es el único país en el que se discuten los datos" y a continuación da datos falsos, amparado en la abrumadora presencia que el Gobierno puede hacer desde las instituciones.

            Nos mienten al decir que la reforma laboral ha creado empleo, cuando su instauración se tradujo en un aluvión de despidos.
            Nos mienten diciendo que han salvado a España del rescate, cuando este sí tuvo lugar y nos ha costado una fortuna a todos. Achicar el agua de Bankia, Novacaixa o la CAM se ha pagado en la peor moneda posible: sanidad, educación y seguridad ciudadana.
            Nos mienten cuando presumen de que ha bajado la lista de espera en Dependencia, y olvidan decir que es porque más de 100 000 personas han muerto antes de cobrar las prestaciones.
            Nos mienten diciendo que los aciertos de Rajoy han invertido la tendencia a la recesión, cuando (y esto entronca con el siguiente punto) los peores años de la crisis han sido en esta legislatura. Ha sido Draghi, no Rajoy, quien ha evitado el batacazo.
            Nos mienten cuando achacan el incumplimento de déficit a "las facturas en los cajones" de la anterior legislatura, sin decir que dicho déficit oculto estaba en administraciones autonómicas de su propio partido. La "herencia recibida" ha resultado un latiguillo casi tan eficaz como una "pertinaz sequía" o un "contubernio judeomasónico".
            Y son tantas las mentiras que no me quedan pulsaciones en los dedos para todas.

Factor 4: La desmemoria.
Los políticos saben que el votante solo recuerda el último año, y gobiernan de modo acorde a ello. Las medidas duras vienen al principio: reformas draconianas, subidas de impuestos, recortes. En el último año, en cambio, se invierte la tendencia y se devuelven pagas extras robadas, se prometen bajadas de impuestos, se anuncian reformas benévolas... La gente recuerda que antes estábamos peor, y el Gobierno lo potencia comparando los datos de 2015 con los de 2012 (que también gobernaban ellos, ojito) y no con los de la anterior legislatura. Pero los indicadores económicos (deuda pública, afiliados a SS, renta per cápita, etc) no están mejor en 2015 que en 2011. Ellos lo saben, y por eso eligen una fecha intermedia (la peor) para hacer sus comparaciones.
            El votante promedio (o el abstinente) no parece recordar que el clímax de la prima de riesgo, el paro y otros desastres sucedió en esta legislatura y no en la anterior. Olvida que se han subido los impuestos, se han congelado sueldos, se han reducido plantillas en servicios básicos y ha aumentado la pobreza. Y los partidos de la oposición, obstinados en combatirse entre sí, o en reprocharse los "y tú más", no hacen el suficiente hincapié en ello.
            Si queréis la opinión de expertos en economía, y no la de un médico de la mama, la podéis encontrar (entre otros sitios) AQUÍ.

CONSIDERACIONES FINALES
Rajoy ganará las elecciones. Muchos de los "no sabe, no contesta" votarán con la pinza en la nariz. La victoria se basará en cuantro pilares:
            - la falta de oposición;
            - la abstención potenciada;
            - la mentira y
            - la desmemoria.
No voy a pediros que votéis a uno o a otro: eso es cosa vuestra. Pero sí voy a pediros (una vez más) que votéis. Ya dije hace cuatro años que 2012 sería peor que 2011 y que ningún partido nos sacaría de la crisis (AQUÍ), y también dije que los primeros cambios perniciosos del nuevo gobierno eran culpa nuestra en cuanto electorado (AQUÍ). No me equivoqué entonces, así que os pido solo una cosa:

            HACED QUE AHORA ME EQUIVOQUE.

9 comentarios:

  1. Por mi parte, haré todo lo posible para que pronóstico resulte errado. Un abrazo, querido amigo.

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  2. Te olvidas los jóvenes que trabajaran el domingo con contratos de Navidad y que es muy probable que no puedan ni acercarse a la urna (también estaba muy pensado), y esos no son marianistas seguro.

    A favor... las propias encuestas (que son todas mentira). Partir como favorito suele ser un revulsivo. ¡¡¡Que viene Mariano!!!

    En todo caso, Josep, siempre nos quedará... ¡Cataluña!... la República Independiente... de andar por casa.

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    1. Donde gobernará Mas... "mas" de lo mismo

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    2. No será república independiente... y, sí, "mas" de lo(s) mismos.

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  3. No te apures que pienso votar.
    Parece que Pedro Sánchez ataco ayer un poco en la línea de lo que tu dices.
    En fin, ya veremos.

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  4. Resulta tan cansino tener que analizarles y, sin embargo, has tenido el coraje y el valor de hacerlo. ¡Felicidades, Josep! Porque lo has hecho excelentemente bien.
    Con todo, confío en que saldrán a votar más que nunca. Y, claro está, confío en que te estés equivocando. No me gusta que lo analice un sabio así, porque cuando el río suena...

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  5. ¡Y que hayas tenido razón...! Besazos, querido Josep, y felices fiestas.

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  6. Con una participación que ha pulverizado todas las previsiones... por abajo.
    Nada, cuatro años más.

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