España no necesita un
gobierno. Al menos, no cualquier gobierno.
Llevamos desde
noviembre de 2015 con un ejecutivo en funciones. Desde entonces, los aviones
han volado, los trenes han circulado y la basura se ha recogido. Los hospitales
siguen atendiendo a los enfermos, los maestros dan clase y los policías
mantienen la seguridad. El agua llega por las cañerías y la electricidad
enciende nuestras bombillas. ¿Alguien ha notado, en su vida cotidiana, que no
haya gobierno? Un país medianamente normal, con unas instituciones bien
engrasadas, puede sobrevivir mucho tiempo sin ningún tipo de poder ejecutivo,
aunque sea doloroso para un viejo comunista hacer esta concesión al anarquismo.
Con un gobierno mínimo, un parlamento, y los gobiernos autonómicos y municipales
en funcionamiento, la nación podría funcionar casi indefinidamente.
Aunque el señor Rajoy
nos asuste con el Armagedón si no se forma pronto un gobierno (del PP, por
supuesto), la realidad es mucho menos apocalíptica. Se nos amenaza con la
inestabilidad de los mercados financieros, la caída de las inversiones y la
desconfianza de Bruselas, pero la realidad es que la prima de riesgo está bajo
mínimos, el Tesoro coloca su deuda sin problemas, la calificación de riesgo de
España se estabiliza y Europa nos perdona la multa por incumplir el objetivo de
déficit. Parece que el país va mejor "en funciones" que con ese
gobierno tan imprescindible que se nos exige tener. Sinceramente, no echo de
menos la legislatura pasada ni anhelo una nueva del mismo partido.
Además, ¿de quién será la
culpa si hay que volver a votar una y otra vez? Me huele que de los
"padres de la Patria", que no supieron prever que más allá de la
izquierda y la derecha (uno de cuyos bloques daría siempre para una mayoría)
podría formarse algún día un país mucho más complejo, en el que la solución
universalmente aceptada de "segunda vuelta" fuese necesaria para
evitar el absurdo de que acabe gobernando no el más aceptado, sino el que
pierda menos votos por abstenciones acumulativas. Con un sistema normal de
segunda vuelta en presidenciales, ya tendríamos presidente (en minoría, pero
nombrado) desde hace meses. Pero no, aquí hay que jugar a que uno exiga
acatamiento y los demás se arrodillen en pleitesía, que España es diferente y
no se va a confiar en el voto ciudadano la elección del Ejecutivo.
Pues bueno, a mí no me
molesta ir cada seis meses al colegio electoral. Cuantos menos gobiernos haya,
menos cambios cuatrienales de legislación, menos proclamaciones de leyes
retrógradas, menos avasallamiento.
Goethe dijo que
prefería la injusticia al desorden. A mí no me gusta el desorden, pero desde
luego lo prefiero a la injusticia. Entre tener un gobierno carca y no tener
gobierno, me adhiero a la provisionalidad.
http://www.infolibre.es/noticias/politica/2016/08/20/las_lagunas_del_discurso_del_miedo_del_sobre_los_riegos_gobierno_funciones_53282_1012.html
ResponderEliminarReciente artículo de prensa de recomdable lectura.